La falta de rigurosidad técnica en el mercado de seguros de automotores hoy no tiene supivote en los resultados de las inversiones y sin embargo nadie habla de ajustarse el cinturón. Los ítems que incomodaron siempre, ahora son una bomba de tiempo: crisis económica y sanitaria, devaluación, alta inflación, guerra de tarifas, costos siniestrales en las nubes y sumas en infraseguro.
El negocio de los seguros de automotores está complicado. Los ítems que incomodan se conjugan en un potencial incendio a gran escala. Crisis económica y sanitaria, devaluación, alta inflación, guerra de tarifas, costos siniestrales en las nubes, precios delirantes de los vehículos 0km, falta de unidades y de repuestos, sumas aseguradas en infraseguro y deterioro del producto. En esta nota, los operadores del ramo desnudan sus preocupaciones, confirman que no esperan mucho del primer semestre del ejercicio en curso y anticipan que, cueste lo que cueste, le van a seguir poniendo el hombro al negocio.
Viene flojo:
Una primera dificultad para la producción de seguros del ramo automotores es contundente: no hay autos. Durante 2020 se vendieron en total unos 342 mil vehículos, un 25% menos que en 2019. Este año también viene flojo: en el primer semestre de 2021 se patentaron unas 210 mil unidades nuevas y las proyecciones para el total del año apuntan sólo a igualar la cantidad de ventas del año pasado. “Si llegan a venderse 330 mil unidades en 2021, tendremos suerte. La verdad es que no hay autos”, dispara la primera voz en off.
Según indica la misma fuente, el único auto que hoy se está fabricando en la Argentina es el Cronos de Fiat (que, dicho sea de paso, fue el más vendido en junio 2021, seguido de las camionetas Hilux de Toyota y Amarok de Volkswagen, que también se fabrican en nuestro país); el resto son todos importados. En la actualidad, “la única automotriz con espaldas para importar autos es Toyota porque exporta a toda América Latina la Hilux que fabrica acá. El resto no tiene dólares para importar nada”. Así, hoy hay 180 días de demora en la entrega de 0km, a menos que se pague con un sobreprecio que puede llegar hasta un 25% (sobre un precio que ya viene aumentando como mínimo 3 ó 4% mensual).
La falta de 0km y el sobreprecio descontroló, a su vez, el mercado de los autos usados, que aumentaron un 100% el último año calendario y que hoy siguen aumentando un 5 ó 6% por mes. Los aseguradores confirman que hay autos usados con dos o tres años de antigüedad que se están pagando a precio 0km (porque no hay 0km) y que, como están tan caros, el mercado de usados tiene menor rotación. “La gente prefiere esperar a ver si se viene una devaluación que le permita llegar al auto nuevo”. Tal las cosas, tampoco podemos esperar mucho movimiento en este segmento.
“La cartera de planes de ahorro cayó estrepitosamente a nivel mercado; en cambio, la cartera del canal productores creció muy bien”, reconoce en este escenario una de las fuentes que contacta Estrategas.
A marzo de 2021, entre las 64 compañías que operan en este ramo, se alcanzaron los $267,05 mil millones en primas emitidas. Es un negocio altamente concentrado en los operadores top: las seis compañías más grandes son las responsables de más de la mitad de esa producción.
Descalabro:
Otra dificultad para este negocio es el descalabro en los capitales asegurados y los esfuerzos que tiene que hacer el mercado cuando las sumas quedan atrasadas.
La devaluación de octubre de 2020 tuvo un impacto tremendo en el precio de los autos y las sumas aseguradas aumentaron de 60 a 70% de un mes para otro. Automáticamente, una gran porción de la cartera quedó infrasegurada. “Algunos operadores pudimos hacer frente a esa distorsión; otros no”, recuerda una fuente que emerge de entre las top del ranking de producción y que fue, como algunas de sus colegas, absolutamente contemplativa con el infraseguro en aquel contexto. “En algunos casos de Robo o Destrucción Total tuvimos que negociar un capital asegurado mayor al vigente, de hasta un 30 por ciento en algunos casos, para resolver un siniestro. Hubo que hacer muchos esfuerzos para mantener a los asegurados contentos y que no se vayan de la compañía”.
Cada vez más los contratos incluyen cláusulas de ajuste automático que prevén este tipo de desvíos de la suma asegurada, habitualmente del 10%. Este año el ajuste previsto en este tipo de cláusulas puede llegar hasta un 30%. “Con esto me estoy anticipando a lo que seguramente pasará después de septiembre, post elecciones, con una nueva devaluación”.
Deme dos:
Cuando el agua sube al cuello, los precios bajan al sótano. La guerra de tarifas en Automotores no es una novedad, aunque esta vez tiene condimentos que la hacen más picante que nunca. Siempre se vio disparidad de precios sobre el mismo producto; ahora, además, hay disparidad en el producto: hay compañías que están restringiendo el alcance de las coberturas. “Para bajar la tarifa, algunas compañías están deteriorando el producto, incluso infraasegurando autos poniendo en póliza sumas aseguradas insuficientes, es decir que no alcanzan para la reposición del vehículo. También están acotando los límites de cobertura de parabrisas y de granizo, por ejemplo, y reaplicando la franquicia en el robo parcial”, señala un operador.
En el negocio corporativo la competencia es atroz. “Hay compañías que están bajando la tarifa a niveles desorbitantes y disminuyendo la calidad del producto”, advierten.
Según el análisis que hace un referente del sector, las tarifas a nivel mercado aumentaron un 55% promedio en lo que va de la pandemia y acumulan un 15% de suba en lo que va de este año. Vale aclarar que una porción significativa de este aumento responde pura y exclusivamente al ya señalado aumento significativo de los capitales asegurados, no a un incremento de tasas ni a una recomposición real del cuadro tarifario.
La suma de Responsabilidad Civil, por su parte, aumentó en abril un 75% por determinación de la Superintendencia de Seguros de la Nación. Obviamente la prima no aumento un 75%; apenas se ajustó un 10%.
El problema con esto es, sobre todo, que al mismo tiempo tenemos una inflación oficial del 36% en 2020 y por arriba del 25% en los primeros seis meses de 2021. Finalmente, está el índice de repuestos (estimación que las compañías hacen para seguir los precios de un mix de repuestos representativo de los vehículos que reparan) que de marzo 2020 a hoy aumentó cerca de un 100%, acumulando en lo que va de este año un 45%.
Los repuestos aumentan a un ritmo mucho mayor que la inflación. Las tarifas crecen casi exclusivamente por aumento de sumas aseguradas. Los números no cierran por ningún lado.
En rojo:
Una estimación de mercado indica que un 80% de los repuestos son importados, lo que complica las cosas teniendo en cuenta las nuevas restricciones a las importaciones del Gobierno Nacional para recomponer la balanza de divisas. No se están habilitando en tiempo y forma las licencias no automáticas consentidas por la Secretaría de Industria. La operatoria, además, incluye la intervención de organismos como el Banco Central y la AFIP, lo que ralentiza el proceso. “No hay repuestos. Volvimos a las épocas de Moreno: hay que pedir permiso para importar y tardan un montón de tiempo en dártelo, entre 60 y 90 días. Así, los costos de los repuestos aumentaron en un año por arriba del 120%”, señala otro de los operadores.
La poca disponibilidad de piezas para iniciar las reparaciones de los vehículos y la marcada aceleración de los costos están generando dificultades y demoras en la resolución de siniestros con cobertura de Todo Riesgo, pero también en siniestros de fasttrack o de rápida resolución, especialmente los relacionados con las cubiertas del auto. Al mismo tiempo, la ya mencionada falta de producción y/o importación de vehículos 0km resiente la reposición de unidades en los casos de Destrucción o Robo Total. “Debido a este combo de dificultades la estamos corriendo de atrás también en servicio”, se lamenta un empresario.
Triplicada:
El robo de ruedas es un siniestro de muy alta frecuencia que hoy vuelve a ser una problemática sumamente relevante. “Hoy la frecuencia histórica de este siniestro está triplicada y, además, tienen un altísimo componente de fraude de autorrobo. Si bien es bastante fácil de desmotivar exigiendo al asegurado videos y fotos para hacer peritaciones instantáneas, en el momento y en el lugar del hecho, es una alarma encendida” para muchos de los aseguradores consultados.
Antes, las fotos y los videos eran un canal más de inspección; en pandemia fueron el único. Más allá de los neumáticos, se percibe en general un incremento de los indicios de fraude y de la magnificación de daños relacionada con la flexibilización forzada de las inspecciones previas a la hora de suscribir y las inspecciones de siniestros a la hora de liquidar. “La virtualidad y las facilidades tecnológicas son armas de doble filo que hay que saber monitorear”, advierte uno de los voceros.
Otro operador lo dice en estas palabras: “La detección de fraude se mantuvo en el ejercicio 2020-2021, a pesar de que al principio y durante la época más dura de las restricciones de circulación la siniestralidad había tenido una caída considerable”. Saque sus cuentas, querido lector.
Iceberg de frente:
Si bien la circulación vehicular ya está casi recuperada por completo desde el parate total que significó la ASPO en 2020, para algunos operadores la siniestralidad todavía no alcanzó los niveles prepandemia (a marzo de 2021 estaba en 43,7%). Hay operadores que dicen haber aprovechado la bonanza de aquel otoñito para rentabilizar el negocio mientras otros no hicieron más que deteriorar la tarifa. “La frecuencia siniestral en cero por un par de meses fue terreno fértil para el despilfarro. Hubo aseguradoras que salieron a devolver prima de RC. Hacer eso sin tener idea del problema que teníamos por delante fue muy arriesgado”, recuerda uno. “Hubo mucha presión para que los demás hiciéramos lo mismo. Fue de terror”, se espanta otro.
Sigue flotando en el aire la idea de que las aseguradoras hicieron mucha plata en pandemia y hay quienes creen que el Estado debería intervenir para bajar drásticamente la cuota del seguro. Sobre esto, los aseguradores sostienen que esa idea se enfoca en la baja de la frecuencia siniestral que ya no es tal, pero que además no tiene en cuenta el hecho de que “el costo promedio de los siniestros de daños materiales (casco del vehículo asegurado y RC de terceros) subió cerca de un 70 por ciento en un año”.
Con las cosas como están, “cuando volvamos a la normalidad -aunque sea una nueva normalidad- se prende fuego el mercado. Estamos técnicamente muy mal de cara al futuro”, dice un operador. “El resultado viene siendo más o menos bueno producto de aquella baja siniestral. En materia de tarifa y de costos, el problema lo tenemos ahora y a futuro: vemos el iceberg de frente”, prende otro las alarmas.
Todos estos conceptos no son nuevos. Ya hemos escuchado muchas veces que el mercado de Automotores se permite esta falta de rigurosidad técnica porque cuenta con el respaldo histórico de los holgados resultados de las inversiones. El problema es que esta vez ese colchón no existe: “Los resultados financieros están completamente planchados si se comparan con la inflación. Un Plazo Fijo te da un 30 por ciento menos que la inflación oficial. Es sorprendente lo mal que están”.
Contenida:
Otro ítem que engorda el bloque de hielo contra el que puede golpearse el negocio de seguros de autos es la judicialidad. Una compañía de primera línea observa en su cartera que en los primeros nueve meses del ejercicio 2020-2021 se dio un retroceso del 30% en el ingreso de juicios, respecto al mismo período del ejercicio anterior: “Esto está claramente relacionado con el cese de la actividad judicial que se produjo en pandemia”, dice el dueño de esa cartera. Otro se suma y señala que los abogados litigantes vienen recuperando el terreno perdido: “La Justicia les dio el aval y hoy tenemos reclamos de cualquier cosa por montos increíbles”.
Hoy evalúan que el nivel de ingreso de mediaciones y juicios ya está en un 80% respecto de lo habitual prepandemia. ¿Se está esperando que la siniestralidad vuelva, con el 20% restante, a establecerse en aquellos niveles? No, la verdad es que se sabe. Puede haber un muerto adentro de ese placard: “Se cree que hay una masa de casos en manos de abogados que no han arribado aún a las compañías de seguros como notificación, pero no se sabe cuál es el caudal”. O puede haber un ángel de la guarda: “Con los cambios en los hábitos de movilidad de las personas, tal vez la siniestralidad encuentra un nuevo nivel para estabilizarse en la nueva normalidad”.
Empujada:
En este escenario no hay buenas perspectivas para el mercado de seguros de Autos. “La necesidad de crecer para cumplir objetivos comerciales se traduce en guerra de precios y de descuentos. Vamos a seguir compitiendo por ahí”, reconoce el responsable del ramo Automotores de un asegurador importante.
En mayo de este año la producción del ramo experimentó un crecimiento del 13,8% en términos reales (a valores constantes ajustados por inflación) respecto de mayo de 2020, lo que no es gran cosa. “Compararse contra un año que se recordará cómo el fin del mundo tal y como lo conocíamos no es un buen parámetro. Abril y mayo de 2020 fueron de parate total. Crecer respecto de eso no es crecer”, resume un entrevistado. Además, vale señalar que el aumento de las sumas aseguradas, disparadas por la devaluación del último trimestre del año pasado, impacta en la recolección de primaje del segundo semestre del ejercicio que cerró en junio de 2021. En fin: que la producción crece empujada casi exclusivamente por aumento de sumas (no por la generación de nuevos negocios, ni reales ajustes de tasas).
Un ítem más claro para mostrar la performance de este negocio es la cantidad de vehículos expuestos a riesgo. Ese índice casi no se está moviendo: al 31 de diciembre de 2020 se alcanzaron las 13.292.902 unidades, lo que representa un incremento de apenas el 0,4% del parque automotor asegurado con respecto al año anterior.
El foco, entonces, una vez más, es retener cartera. “Hubo un crecimiento hasta marzo, pero abril, mayo y junio fueron meses muy flojos. La segunda ola de la pandemia afectó mucho la economía de la gente. Concentramos nuestros esfuerzos en no perder cartera”.
Capear el temporal es una habilidad adquirida por muchas compañías, con o sin respaldo suficiente para hacerlo. Desde todos los ámbitos reconocen que el éxito de la retención e incluso de los casos de rápida recuperación se deben al rol activo de los productores asesores de seguros en la contención y asesoramiento de los asegurados.
Todo lo dicho hasta acá deja indicios de por dónde podrían avanzar las compañías, teniendo en cuenta cómo se modificó el ranking de las coberturas más vendidas. Es un hecho que la demanda de Todo Riesgo disminuye (por la baja en la venta de 0km y el aumento del precio de los usados), aunque muchos clientes tratan de mantener este producto optando por coberturas con franquicias elevadas. El resto se inclina por el Terceros Completo Premium. Así y todo, las coberturas de mayor grado de contratación vienen siendo la Responsabilidad Civil y otras de Casco no premium. “La situación socioeconómica lleva al asegurado evaluar constantemente las coberturas contratadas. Muchos optan por la reducción o la cancelación de pólizas”, lamenta un operador que, al mismo tiempo, se reconoce en el esfuerzo de mejorar los productos más demandados para acompañar a sus productores en la recuperación.
Parate:
Hasta las elecciones legislativas nacionales, todo apunta a quedarse quieto. Pero el tic tac empezará a sonar más fuerte después de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de septiembre. Nadie arriesga, ni en off the record, cómo vamos a llegar a las elecciones generales de noviembre.
“Hasta septiembre va a estar todo parado por las elecciones. Lo que vaya a pasar después no se puede saber. Siendo optimista, diría que la cantidad de vehículos expuestos a riesgo en este escenario no puede crecer más de un 3% en el primer semestre del ejercicio en curso”, estima un operador top.
Si miramos para atrás veremos que octubre, noviembre y diciembre son, históricamente, meses en los que cíclicamente aumenta un poco la producción de seguros de autos. “Nuestras expectativas son optimistas. Al menos, suponemos que no se atravesarán situaciones como las vividas en 2020”, dice un asegurador con los dedos cruzados.
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