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Suave desaceleración de la actividad

En septiembre del año pasado, la producción industrial decreció un 0,2% y el estimador mensual de actividad económica cayó un 0,3% en comparación con agosto, según el INDEC. Por lo cual el descenso en este cierre de año se mantuvo de esa misma manera.

Los motivos por los cuales se registran las bajan se deben todavía la fuerte recesión del 2020 producto de la crisis económica mundial a raíz de la pandemia. La actividad no tardó mucho en ubicarse por encima de los niveles previos a la crisis de 2018. De esa forma, con el arrastre estadístico recibido de 2021, ya parecía asegurado un crecimiento del PBI en este año del 4%, tal como rezaban el presupuesto y también las principales proyecciones elaboradas.

Pero el empujón del primer semestre era difícil que se mantuviera en el segundo semestre en un contexto económico difícil, que se fue agravando con el correr de los meses. La corrida cambiaria, financiera y política de junio/julio, junto con los recambios de gabinete, dio lugar a la suba en un nuevo y peligroso escalón de la inflación mensual, que pasó de 4-5% promedio a 6-7%. El gigantesco aumento del precio internacional del gas por la guerra y la retención de exportaciones de parte del complejo sojero agudizaron la falta de reservas. Además, en ese contexto de gigantesco aumento del costo del combustible, la reducción de subsidios al consumo fue menor que la proyectada, agudizando la situación fiscal. Ese clima naturalmente sumó incertidumbre y la falta de divisas comenzó a generar problemas de abastecimiento.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que los faltante no llegaron a extremos de alarmas, por lo menos hasta ahora. Prueba de ello es que hasta ahora la producción industrial sigue creciendo, en menor medida, a pesar del contexto de incertidumbre e inflación. Para FIEL, en el 202, la producción industrial fue un 3,8% mayor que en similar que el año anterior. El INDEC, que sólo dio a conocer datos de nueve meses, muestra que el acumulado de la actividad total de diciembre a septiembre de este año fue un 6,2% mayor a la de similar período de 20021.

Es posible que el ingreso de préstamos internacionales, el swap chino que tendrá liquidez y los créditos ya aprobados del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial, unidos a que aún hay más de 3 mil millones de dólares de stocks de soja para exportar, permitirían superar el impacto de la caída de la producción de trigo por la sequía y aguantar hasta marzo/abril cuando comience la cosecha gruesa. De esa forma, la producción no tendría que verse muy resentida por la falta de dólares. Por otra parte, aunque en forma muy desprolija, por cierto, se está devaluando por sectores con tipos de cambio especiales más altos que mejoran el balance cambiario.

Por último, debemos cerrar diciendo que solo las definiciones políticas asociados al ascenso del nuevo gobierno de las elecciones de 2023 crearían las condiciones imprescindibles para encarar un shock antiinflacionario y dar un ataque frontal al estrangulamiento externo.

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